Villa Isabela es un pueblo que vive de los emigrantes, si ustedes dejaran de construir y/o mandar sus chelitos... este pueblo estaria en la miseria extrema, sin embargo no es asi. Todos los que se "largan" de este mal llamado paraiso tienen lazos muy fuertes que lo atan a su familia, tierras, pasado ect. de su vida y estan muchas veces mas pendientes de su "republica" que los quienes estan aqui.
Quiero compartir con quienes pueden leer, este articulo que encontre en la red "internet", cuando trataba de establescer las condiciones por la que "supuestamente" yo debia estar nuevamente fuera de mi pais.
Publicado en MERCADO.COM
Por jorge E. Pereyra.
Copiado Total.
Titulo LOS QUE EMIGRAN
Las grandes masas de emigrantes que se trasladas a los países altamente desarrollados es algo que preocupa seriamente a las naciones desarrolladas. Algunos países no tan desarrollados, que tienen vecinos extremadamente empobrecidos, ven también lo difícil que es resolver los problemas y oportunidades que les ocasiona. Estos desplazamientos de seguro se incrementarán en el futuro, no disminuirán en ningún caso. Todo lo contrario, están teniendo un efecto redundante y multiplicador. Eso significa la generación de enormes cantidades de compradores, aunque de bajos ingresos, que crean interesantes nichos de mercado para quien quiera aprovecharlos.
La creciente corrupción gubernamental en sus países de origen y los miles de dólares que envían de vuelta a sus familiares, hace que no haya "voluntad política" para detener las emigraciones. Los que se quedan por lo general son los más manejables, lo cual es un incentivo para que los políticos no tomen medida alguna. Ni pensar en mejorar las condiciones de vida, porque ello significaría incrementar las fuentes de trabajo y los salarios, lo cual no es bueno para el "status quo" que controla los países empobrecidos.
Los que emigran de países pobres, lo hacen atraídos, en gran parte, por las novedades tecnológicas que han escuchado o visto se consiguen en los países desarrollados. El efecto lo hemos visto en Latinoamérica desde hace mucho tiempo, cuando las poblaciones jóvenes de regiones agrícolas, comenzaron a llegar a las capitales, creando enormes cinturones de miseria. En los alejados y pobres pueblos agrícolas del interior ni siquiera había cines, menos salones de baile o discotecas.
El generador de necesidades tecnológicas, y quizás responsable de las migraciones ha sido indiscutiblemente la universalización de las transmisiones de televisión.
Recuerdo haber visto en documentales grupos de niños africanos, semidesnudos, viendo televisión en una choza, con sus caritas resplandecientes, hipnotizados por las maravillas de lo que sucede y de la forma en que se vive en otros países. Ellos, al igual que sus antecesores, es posible que nunca imaginaran la forma en que vivían los europeos o americanos, antes de la verlo por televisión. Se encontraban tranquilos en su estado natural de supervivencia mínima. No deseaban mucho más.
El adquirir y tener "cosas" es natural al ser humano. Todos somos compradores, algunos más compulsivos que otros. Nadie puede sustraerse a ello. Incluso el Dalay Lama, líder espiritual de una religión que recomienda no apegarse a los bienes materiales, ha dicho que su gran "debilidad" han sido los relojes.
El "comprar" nos da un sentido de superioridad. Cuando no podemos comprar, nos sentimos acongojados, molestos. Tanto así que una de las formas de eliminar los estados depresivos es ir de compras. Esto aunque sea endeudándonos más allá de nuestras capacidades de pago.
Los que emigran y pueden entrar a países desarrollados, tan pronto comienzan a tener ingresos (que nunca pensaron tener) compran rápidamente todas las nuevas tecnologías que aparecen. Se cuelgan iPods, celulares, PDAs, collares de oro, a la vez que hacen modificaciones cosméticas a sus aspectos, por medio de tatuajes, o implantes de silicón.
La creciente corrupción gubernamental en sus países de origen y los miles de dólares que envían de vuelta a sus familiares, hace que no haya "voluntad política" para detener las emigraciones. Los que se quedan por lo general son los más manejables, lo cual es un incentivo para que los políticos no tomen medida alguna. Ni pensar en mejorar las condiciones de vida, porque ello significaría incrementar las fuentes de trabajo y los salarios, lo cual no es bueno para el "status quo" que controla los países empobrecidos.
Los que emigran de países pobres, lo hacen atraídos, en gran parte, por las novedades tecnológicas que han escuchado o visto se consiguen en los países desarrollados. El efecto lo hemos visto en Latinoamérica desde hace mucho tiempo, cuando las poblaciones jóvenes de regiones agrícolas, comenzaron a llegar a las capitales, creando enormes cinturones de miseria. En los alejados y pobres pueblos agrícolas del interior ni siquiera había cines, menos salones de baile o discotecas. El generador de necesidades tecnológicas, y quizás responsable de las migraciones ha sido indiscutiblemente la universalización de las transmisiones de televisión.
Recuerdo haber visto en documentales grupos de niños africanos, semidesnudos, viendo televisión en una choza, con sus caritas resplandecientes, hipnotizados por las maravillas de lo que sucede y de la forma en que se vive en otros países. Ellos, al igual que sus antecesores, es posible que nunca imaginaran la forma en que vivían los europeos o americanos, antes de la verlo por televisión. Se encontraban tranquilos en su estado natural de supervivencia mínima. No deseaban mucho más.
El adquirir y tener "cosas" es natural al ser humano. Todos somos compradores, algunos más compulsivos que otros. Nadie puede sustraerse a ello. Incluso el Dalay Lama, líder espiritual de una religión que recomienda no apegarse a los bienes materiales, ha dicho que su gran "debilidad" han sido los relojes.
El "comprar" nos da un sentido de superioridad. Cuando no podemos comprar, nos sentimos acongojados, molestos. Tanto así que una de las formas de eliminar los estados depresivos es ir de compras. Esto aunque sea endeudándonos más allá de nuestras capacidades de pago.
Los que emigran y pueden entrar a países desarrollados, tan pronto comienzan a tener ingresos (que nunca pensaron tener) compran rápidamente todas las nuevas tecnologías que aparecen. Se cuelgan iPods, celulares, PDAs, collares de oro, a la vez que hacen modificaciones cosméticas a sus aspectos, por medio de tatuajes, o implantes de silicón.
La fotografía digital que tan fácilmente se consiguen en los paraísos de consumo, vuelan a sus amigos y parientes en perdidas regiones de sus tierras natales, quienes a su vez las envían a otros, generando ilimitadas esperanzas en los que las ven. Todos quieren a la larga ir a donde esas tecnologías como radio, TV, celular con cámara fotográfica, computadora, carro, se consiguen con tanta rapidez, generando una forma de vida actualizada y diferente.
Ya lo mencionaba hace muchos años el Newsweek, refiriéndose al problema del bajo crecimiento de la población de Israel, cuando decía que era difícil retener a los muchachos en esa tierra tan conflictiva, cuando veían la forma en que vivían su primos en Nueva York. Y si esto pasaba, y sigue pasando, en ese progresista y nacionalista ambiente del medio oriente, imaginemos lo que sucede en países tan desbastados por la pobreza como Haití o Nicaragua.
Los que van a otros lugares, especialmente si lo hacen como ilegales, nunca dejan de añorar su tierra y su familia. La integración en el llamado "meeting pot", especialmente en los Estados Unidos, no ha pasado de ser un mito. La tal integración se ve poco o nada. Los cubanos siguen apegados a su cultura, del mismo modo que lo siguen siendo los mexicanos, los dominicanos, los haitianos y cientos de otros grupos. La generalización que se hace de "latinos" es ficticia, porque hay muchas tonalidades de los mismos. Cada uno de esos grupos mantiene fuertes lazos con su tierra y sus familias.
Esos miles de personas no solo se mantienen apegadas a sus tradiciones culturales, sino que quieren tener permanente contacto con su tierra. El dúo dinámico TV e Internet puede ser una excelente forma de mantener ese contacto.
Ya lo mencionaba hace muchos años el Newsweek, refiriéndose al problema del bajo crecimiento de la población de Israel, cuando decía que era difícil retener a los muchachos en esa tierra tan conflictiva, cuando veían la forma en que vivían su primos en Nueva York. Y si esto pasaba, y sigue pasando, en ese progresista y nacionalista ambiente del medio oriente, imaginemos lo que sucede en países tan desbastados por la pobreza como Haití o Nicaragua.
Los que van a otros lugares, especialmente si lo hacen como ilegales, nunca dejan de añorar su tierra y su familia. La integración en el llamado "meeting pot", especialmente en los Estados Unidos, no ha pasado de ser un mito. La tal integración se ve poco o nada. Los cubanos siguen apegados a su cultura, del mismo modo que lo siguen siendo los mexicanos, los dominicanos, los haitianos y cientos de otros grupos. La generalización que se hace de "latinos" es ficticia, porque hay muchas tonalidades de los mismos. Cada uno de esos grupos mantiene fuertes lazos con su tierra y sus familias.
Esos miles de personas no solo se mantienen apegadas a sus tradiciones culturales, sino que quieren tener permanente contacto con su tierra. El dúo dinámico TV e Internet puede ser una excelente forma de mantener ese contacto.
SOMOS ISABELINOS, DE PUERTO PLATA, REPÚBLICA DOMINICANA.
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